Una
de las lecciones positivas de estos años de crisis ha sido la gran capacidad de
solidaridad y sacrificio de nuestros mayores. Muchos han utilizado sus
pensiones para mantener a hijos y nietos atrapados por la falta de empleo y por
la desigualdad. Estas circunstancias condenan a los pensionistas a un
progresivo empobrecimiento, que se ha visto agravado por la incidencia del
copago farmacéutico.
Los
economistas han destacado este esfuerzo intergeneracional como un factor
diferenciador de nuestro país y como elemento crucial para evitar que los
efectos del frenazo económico hayan sido incluso más devastadores.
Como
sociedad les debemos un reconocimiento, que no puede ser otro que mejorar sus
condiciones de vida. En tiempos en que se considera lo nuevo como un valor en
sí mismo, es conveniente volver la vista hacia las generaciones que más han
contribuido a construir nuestro Estado de Derecho y nuestro sistema de derechos
y libertades, y que siguen dispuestas a mantener su compromiso con la
consecución de un país más justo y solidario.
El
sistema público de Seguridad Social y, dentro de él las pensiones, constituyen
la pieza más importante de nuestro Estado de Bienestar como plasmación de una
acción solidaria y redistributiva garante de la cohesión social. Sin embargo, desde
el 2012, la política aplicada por el Gobierno del PP amenaza seriamente este
conjunto de prestaciones sociales públicas. En cuatro años el Fondo de Reserva
de la Seguridad Social se ha reducido en más del 50%, ha aumentado el déficit
de la Seguridad Social y los ingresos están disminuyendo como consecuencia de
la precariedad del mercado laboral.
El
número de pensionistas por jubilación ha crecido desde 2011 en casi medio
millón de personas como también ha crecido el gasto en pensiones y las cifras
seguirán elevándose porque las pensiones futuras serán mayores que las actuales
y además sigue creciendo la esperanza de vida. Actualmente las pensiones se
pagan cada año con el dinero obtenido por las Cotizaciones Sociales que pagamos
todos cada mes a la Seguridad Social, a esto se llama Sistema de Reparto. Si
hay más cotizaciones que pago de pensiones, la diferencia genera el Fondo de Reserva
de la Seguridad Social.
El futuro de las
pensiones está en riesgo
porque el gobierno del PP ha despilfarrado el Fondo de Reserva, ha disminuido
los ingresos y no ha previsto la aparición de otras asignaciones alternativas
que cubran las contingencias de aquellas Pensiones que no son resultado de la
Jubilación y que suponen más de la cuarta parte de los gastos de la Seguridad
Social. Simplemente, con la forma de obtener los ingresos actuales no se
generará suficiente dinero para pagar las pensiones y de seguir a este ritmo,
el Fondo de Reserva quedará agotado en el 2020.
Nuestros
retos en la actualidad son recuperar el poder adquisitivo de las pensiones y
mejorar los servicios sociales, tanto en calidad como en cercanía a los
beneficiarios. Palencia es la sexta provincia española con una media de edad
más elevada, con 24.770 pensiones de jubilación, 3.901 de incapacidad y 11.049
de viudedad (mayo 2016) por lo que la atención a nuestros mayores cobra aquí un
especial significado.
A
los socialistas nos importan tanto las pensiones y los pensionistas que estamos
dispuestos a crear un nuevo impuesto, antes que aceptar que se sigan recortando
las pensiones o que no se garantice su futuro, que es lo que está haciendo con
ellas el PP. No valen medias tintas, los pensionistas actuales y los millones
de trabajadores de este país que cotizan mensualmente a la Seguridad Social
tienen el derecho de tener garantizadas sus pensiones por jubilación ahora y en
el futuro.
No queremos riesgos
sino estabilidad, seguridad y blindar el pago de las pensiones, por ello es
necesario retomar el diálogo social y la búsqueda del consenso. Propondremos al
Pacto de Toledo, foro parlamentario y cauce para abordar las reformas
necesarias en materia de pensiones desde 1995 hasta 2011, estudiar la creación
de un recargo de solidaridad, vinculado a la riqueza y no solo a la población
activa, lo que permitirá tener las pensiones más aseguradas.
Los
socialistas pusimos los cimientos para consolidar el Estado del Bienestar. En la
década de los 80 se universalizó el sistema sanitario y se reconocieron las
pensiones no contributivas, junto al reforzamiento de las políticas sociales.
Un modelo que se completó con la Ley de Dependencia de 2006. Ahora tenemos el
objetivo y el deber de garantizar las pensiones; mejorar y fortalecer los
ingresos porque el sistema está en peligro.