La convivencia escolar, mucho más que un plan
El
acoso escolar ha existido desde siempre, con muchas y dramáticas facetas. Lo
han sufrido y lo sufren a diario cientos de niños y niñas bajo patrones distintos, en
algunos casos por estereotipos que son utilizados para hacer daño a los compañeros que sobresalen en
cualquier sentido, o que tienen algún rasgo físico característico, que destacan
en rendimiento escolar o por todo lo contrario, por razones de género, de etnias
o religiones distintas, también existen casos de acoso escolar que no obedecen
a ningún patrón concreto. Ahora también hay un colectivo importante objeto de
acoso, el niño o niña pobre.
Lamentablemente esta crisis económica ha dejado en
España uno
de cada tres niños en riesgo de pobreza o exclusión social, niños en muchos
casos estigmatizados desde que entran en el colegio. En parte, estas
situaciones de acoso se deben a las actitudes heredadas de su
medio social más cercano e influyente, la familia.
La realidad indica que los niños y niñas que han
sufrido en algún momento acoso escolar tienen
más probabilidades también para el fracaso escolar. Cuando falta el respeto, la convivencia se torna
imposible o, al menos, se transforma en un tipo de convivencia violenta y no
democrática.
Por ello, la
mejora de la convivencia es un objetivo prioritario para los centros educativos
ya que comporta múltiples beneficios para todos los integrantes de la comunidad
educativa y de modo especial incide en el mejor aprovechamiento de los procesos
de enseñanza- aprendizaje.
Los planes
de convivencia escolar no son nuevos, sino que existen investigaciones y
experiencias muy positivas que llevan funcionando en los centros educativos
desde hace muchos años, en algunos casos impulsados por sus Comunidades
Autónomas y en otros por iniciativa de los mismos centros y comunidad
educativa. No son nuevas las intervenciones en mediación escolar, o proyectos
en que los propios alumnos son una parte integral de la solución a los
problemas de convivencia escolar, alumnos
ayudantes, que actúan voluntariamente en los conflictos de relación o de
aprendizaje.
Estos
proyectos se convierten en oportunidades de educación y desarrollo moral, interviniendo en los conflictos con soluciones educativas dentro
de un marco de compromiso de todo el centro educativo.
Los
socialistas siempre hemos defendido este tipo de programas y actuaciones, por
ello se creó el Observatorio Estatal de Convivencia en el año 2007, un órgano
concebido para contribuir a la construcción activa de un ambiente de
convivencia escolar adecuado.
Lo
sorprendente es que este Observatorio lleva 4 años sin ser convocado, exactamente
los años de gobierno del PP. Asombra que repentinamente surja la preocupación del
Gobierno en “Funciones”de Rajoy, después de haber abandonado absolutamente
cualquier impulso o apoyo a mejorar la convivencia escolar.
Lo
que no sorprende en absoluto son las formas, porque una vez más este Gobierno
ahora en “funciones” saca de la chistera un Plan sin ser consultado con la
Comunidad educativa, ni con expertos, por ejemplo los del Observatorio Estatal
de Convivencia, cuyas funciones son precisamente analizar situaciones, hacer
diagnósticos y proponer medidas que favorezcan la convivencia escolar.
La
convivencia escolar implica diversos problemas, disrupciones en el aula, falta
de respeto entre compañeros o a los docentes, acoso escolar, etc. Lo más
impactante es el acoso escolar o bullying porque cada alumno o alumna que lo
sufre, padece un problema serio y traumático que puede marcar su futuro si no
se sabe detectar, tratar o contar con la ayuda necesaria.
Es
fundamental proporcionar una formación sólida al profesorado, para aprender a detectar
los síntomas y conocer medidas preventivas y de actuación. Es preciso crear
equipos de profesores en los centros y responsables de convivencia como ya funcionan en muchos colegios e
institutos. Hay que educar en valores sociales, en la tolerancia y en el
respeto a los demás, valores que se impartían en la asignatura Educación para
la Ciudadanía y que fue aniquilada por la LOMCE. ¡Es llamativo que ahora el PP
quiera trabajar la convivencia teniendo como base la educación en valores
democráticos y el trabajo en las competencias sociales y cívicas!
La
convivencia escolar es un proceso vivo, porque es reflejo de la sociedad que
tenemos. Como un problema vivo que es, evoluciona y presenta nuevas caras o
nuevos tipos de víctimas.
Asombra
por ello, no sólo que el Gobierno de Rajoy haya prescindido de cualquier interés en la
convivencia escolar en 4 años, y ahora que está en funciones decida intentar
hacer algo, pero mi rechazo al procedimiento y a las formas de gestación de
este Plan.
Este
plan nace sin contar con expertos en convivencia escolar, sin contar con la Comunidad
Educativa, sin recabar buenas experiencias existentes, sin haber planificado
una línea de intervención en centros, sin hacer un diagnóstico y establecer una
tipología de los problemas de convivencia escolares, es decir, un plan basado
en intenciones de actuaciones de fachada, pero sin modelo definido. Un Plan que
presenta medidas externas, pero que adolece de corazón para el drama que supone
por ejemplo el acoso escolar.
¡Qué
pena haber perdido cuatro años de trabajo en convivencia escolar!
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