(Publicado por El País: 08/12/2016)
Por
fin llega la objetividad sobre los resultados del Informe Pisa. La edición del
2015 deja datos de nuestros alumnos parecidos a los de ediciones anteriores,
pero la diferencia reside en el análisis que de ellos se hacen. Eso sí, España
mejora ligeramente pero la media de la OCDE empeora.
Estamos
acostumbrados a unos juicios críticos demoledores sobre nuestro sistema
educativo resultantes del informe PISA y es que hasta esta edición, lo habitual
era una permanente flagelación sobre nuestro “nefasta” educación y la
catastrófica carga de responsabilidad sobre leyes anteriores.
Pues
PISA 2015, realizada con la LOE en vigor, desmonta muchos de los argumentos que
el PP utilizó para imponer la LOMCE, sobre todo, aquellos fundamentados en los
malos resultados educativos de nuestros jóvenes basados en juicios interesados extraídos
de evaluaciones internacionales como PISA.
Debo
señalar que para ver con claridad unos resultados educativos, se debe esperar a
que las medidas adoptadas previamente tengan sus consecuencias, por ello, ahora
vemos los efectos positivos de la LOE y dentro de unos años veremos los resultados
de la LOMCE.
En
esta edición de PISA realizada como es habitual con jóvenes de 15 años, se han evaluada
tres competencias consideradas troncales: ciencias, lectura y matemáticas.
Como resumen,
España consigue una puntuación media en Ciencias de 493, la misma exactamente
que el promedio de la OCDE (493) y 3 puntos por debajo de la última prueba. En Lectura
se mejora en 8 puntos con una puntuación de 496, tres puntos por encima del
promedio de la OCDE (493) y en Matemáticas se logra una puntuación de 486, 4
puntos menos que el promedio de la OCDE (490) y 2 puntos por encima de PISA
2012.
PISA evalúa no sólo lo que el
alumno ha aprendido en el ámbito escolar, sino también lo adquirido por otras
vertientes no formales e informales de aprendizaje, fuera del centro escolar.
Valora cómo pueden extrapolar su conocimiento, sus destrezas cognitivas y sus
actitudes a contextos en principio extraños al propio alumno, pero con los que
se tendrá que enfrentar a diario en su propia vida.
Una cuestión llamativa del
informe PISA es el nivel de equidad entre chicos y chicas. En España, las chicas muestran menos interés por los
temas científicos, un factor que a su vez es determinante para los resultados
educativos. Por ello, se obtiene un promedio de 6,6 puntos a
favor de los chicos, mayor que el promedio de los países de la OCDE y que el
total de la Unión Europea. Algo muy distinto nos encontramos en los resultados de lectura; las chicas
consiguen una media de 505 puntos, 20 puntos más que los chicos. Estos datos
deben hacer reflexionar sobre la orientación y la perspectiva que se debe afrontar en la educación en España,
porque como ejemplo, en Singapur, donde se establecen los mejores resultados de
matemáticas, no hay diferencia en absoluto entre chicos y chicas, ambos
consiguen el primer puesto.
PISA también señala que son
múltiples los factores que inciden en el rendimiento de los estudiantes: los
factores económicos, sociales y culturales, tanto de los países como de sus
sistemas educativos; los asociados a las características de los centros
educativos y a las propias de los estudiantes y de su entorno social, económico
y cultural.
El Informe nos indica como en el
sistema educativo español ha sido y sigue siendo un reto esencial abordar la repetición y el abandono escolar, ya
que los altos porcentajes de repetición suponen un serio problema que desemboca
en resultados negativos en años
posteriores y pueden suponer una brecha que evita la continuidad de los
estudios.
Entre los factores influyentes en
la equidad, PISA incide en el 11% de la población
inmigrante estudiantil en España, cuya diferencia en resultados (de las
tres competencias analizadas) con los alumnos nativos es semejante a la del
resto de países, entre 40 y 45 puntos. Estos resultados indican una relativa
buena integración de los alumnos inmigrantes en el sistema educativo español,
pero a la vez llaman la atención sobre la necesidad de refuerzo educativo para lograr mejorar los resultados.
En el Informe PISA se miden también
diversos aspectos relacionados con el origen social y familiar de los alumnos que
construyen un Índice Social, Económico y
Cultural (ESCS). El ESCS refleja la ocupación profesional y el nivel
educativo de los padres, los recursos disponibles en el hogar, el número de
libros en casa o los dispositivos digitales que tienen las familias, como ordenadores,
portátiles o tabletas. Un sistema educativo se considera tanto más equitativo
cuanto menor sea el impacto de la variación del ESCS del alumnado en su
rendimiento educativo.
Y
este índice ofrece datos incuestionables. Los estudiantes con menores recursos
económicos tienen tres veces más probabilidades de tener un rendimiento bajo
que los estudiantes con mayores recursos económicos, y los estudiantes
inmigrantes tienen más del doble de probabilidades que los no inmigrantes de
tener un rendimiento bajo.
Sin
duda el contexto familiar es el
factor asociado que más correlaciona con los resultados de los alumnos en PISA.
Influye el nivel educativo de los padres en el rendimiento de sus hijos, como
también influye el número de libros en el hogar, el no tener conexión a internet que se
corresponde con las menores puntuaciones en ciencias o el 8% de alumnos que al
final de su educación obligatoria dicen no disponer de un ordenador en casa.
Otro factor que se suele obviar como influyente en
los resultados educativos es la autoconfianza
de los jóvenes, y este es un factor en el que nuestros jóvenes deben mejorar. En
España(-0,14) la confianza en la propia competencia para alcanzar objetivos es
una de las más bajas entre los países seleccionados y significativamente
inferior a la OCDE y la UE, pero significativamente más alta en los chicos que
en las chicas.
Sin
duda, PISA debe ser utilizada como una evaluación para extraer datos y realizar
un análisis que sirva para mejorar nuestro sistema. Tenemos retos pendientes:
incrementar el porcentaje de alumnado en niveles de excelencia, ya que solo es
el del 10,9% frente al 15,3% de la OCDE y reducir a la vez el porcentaje de
aquellos con peor rendimiento.
El
diagnóstico de PISA es claro, debemos avanzar en una educación y formación igualitaria,
sin distinguir sexos, ganar en autoconfianza, incrementar los recursos
económicos y humanos para que las diferencias de origen social no supongan una
brecha educativa insalvable, porque cuantos más
alumnos estudien, más se beneficia el sistema en su conjunto. La prueba se halla en aquellos países y economías que destinan más recursos
a las escuelas desfavorecidas, en los que el rendimiento estudiantil es
superior.
María Luz Martínez
Seijo
Diputada del PSOE
por Palencia.