Una de las lecciones positivas de todos los años de crisis ha sido la gran capacidad de
solidaridad y sacrificio de nuestros mayores, que han utilizado sus pensiones
para mantener a hijos y nietos atrapados por la falta de empleo y por la
desigualdad. Los economistas han destacado este esfuerzo intergeneracional como
un factor diferenciador de nuestro país y como elemento crucial para evitar que
los efectos del frenazo económico hayan sido incluso más devastadores.
Como sociedad les debemos un reconocimiento, que no puede ser otro que
mejorar sus condiciones de vida. En tiempos en que se considera lo nuevo como
un valor en sí mismo, es conveniente volver la vista hacia las generaciones que
más han contribuido a construir nuestro Estado de Derecho y nuestro sistema de
derechos y libertades, y que siguen dispuestas a mantener su compromiso con la
consecución de un país más justo y solidario.
Pusimos
los cimientos y queremos terminar el edificio del bienestar
Como socialista, me siento orgullosa del trabajo de los gobiernos del
PSOE para consolidar el Estado del Bienestar. En la década de los 80, se
universalizó el sistema sanitario y se reconocieron las pensiones no
contributivas, junto al reforzamiento de las políticas sociales y los
servicios. El modelo se completó con la Ley de Dependencia de 2006, ahora
amenazada por los recortes del PP.
Nuestros retos en la actualidad son mantener el poder adquisitivo de las pensiones y mejorar los servicios sociales,
tanto en calidad como en cercanía a los beneficiarios. Palencia es la sexta
provincia española con una media de edad más elevada, por lo que la atención a
nuestros mayores cobra aquí un especial significado.
Recuperar
el poder adquisitivo de las pensiones
El sistema público de Seguridad Social y, dentro de él las pensiones,
constituyen la pieza más importante de nuestro Estado de Bienestar como
plasmación de una acción solidaria y redistributiva garante de la cohesión
social. Desde 2012, la política aplicada por el Gobierno del PP amenaza
seriamente este conjunto de prestaciones sociales públicas. En cuatro años el
Fondo de Reserva de la Seguridad Social se ha reducido un más del 50%. De
seguir a este ritmo, quedará agotado en 2021. Estas políticas condenan a los
pensionistas a un progresivo empobrecimiento, que se ha visto agravado por la
incidencia del copago farmacéutico.
Nuestra propuesta se centra en proteger el nivel adquisitivo de las
pensiones e incrementar las pensiones mínimas. Queremos también subir la
pensión de viudedad para mayores de 65 que no reciban otra pensión pública
hasta alcanzar el 60%. Y además planteamos reconocer a todas las mujeres un
"bonus" de dos años de cotización por cada hijo a efectos del cálculo
de las pensiones
Buscamos también retomar el diálogo social y la búsqueda del consenso en
cuestiones tan importantes, después que en los últimos años el PP haya aprobado
sus políticas de espaldas al Pacto de
Toledo, un foro parlamentario que sirvió de cauce para abordar las reformas
necesarias en materia de pensiones desde 1995 hasta 2011.
Servicios
y envejecimiento activo
Con las personas mayores y especialmente con aquellas más
vulnerables, no se trata sólo de aportar pensiones dignas, sino de
complementarlas con servicios dignos. Sostener la atención continuada a las
personas que van perdiendo su autonomía y su capacidad funcional, a medida que envejecen,
es un gran reto que debe afrontarse desde los sistemas sanitario y social.
Ya me he referido anteriormente en este blog a la sanidad,
por lo que sólo aludiré ahora a la importancia de los servicios sanitarios para
la tercera edad.
Quiero detenerme en dar unas pinceladas sobre la cultura y
el ocio para este segmento de población, con el que comprometemos un plan para
la promoción del envejecimiento activo en los entornos rurales que busca luchar
contra
la brecha digital, generalizar programas de teleasistencia y programas
interactivos.
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